Hoy quería hablaros de un tema que a lo largo de mi vida he experimentado, y seguro que alguna de vosotras también, y es el autosabotaje. El querer hacer algo, tener un objetivo, y nosotras mismas ponernos los límites y las barreras para no conseguirlo.
Voy a empezar con una definición de lo que es el autosabotaje:
Es una parte inconsciente de nosotras que actúa bloqueando e interrumpiendo acciones o actividades de nuestra vida y, en consecuencia, no consiguiendo aquello que nos hemos propuesto.
Éste suele aparecer en el momento en el que queremos realizar un cambio en nuestra vida, y esto conlleva salir de nuestra situación de confort para experimentar una nueva situación, de la cuál, ignoramos su resultado y, por tanto, nuestra mente ante la incertidumbre y lo desconocido, pone en funcionamiento su mecanismo de defensa.
Cuando nos proponemos alcanzar un objetivo concreto como:
- Cambiar/buscar empleo
- Hacer una dieta
- Inscribirnos en una formación
- Realizar ejercicio diario
- Obtener una titulación
- Hacer un cambio importante en nuestra vida…
En ocasiones somos capaces de impedirnos a nosotras mismas alcanzar el objetivo que nos hemos propuesto. No lo hacemos de manera consciente. Pero nosotras, somos quienes ponemos los limites o bien para dar el paso o bien para continuar.
Estas limitaciones son consecuencia muchas veces de:
- Tener miedo a no conseguirlo, al fracaso.
- No querer realmente salir de la zona de confort, cómoda y conocida.
- No saber lo que queremos de verdad. No lo sentimos como un verdadero objetivo o como una verdadera necesidad.
- En ocasiones tenemos ese objetivo por los demás y no por nosotras mismas. Son expectativas que proyectan los demás en nosotras.
- Miedo a la incertidumbre de lo desconocido, a arriesgar sin conocer si el resultado es el deseado por nosotras.
- Falta de compromiso con nosotras mismas; porque la falta de compromiso es un hábito que tenemos establecido en la vida en general.
- Falta de autoestima, porque no nos sentimos lo suficientemente capaces de llegar al final de las cosas. Desconfianza sobre lo que podemos lograr y de lo que somos capaces.
Es más fácil permanecer en un trabajo malo, que no te gusta mucho e incluso que no te compense económicamente, que aventurarte a un cambio de situación, entorno, hábitos, maneras de trabajar e incluso esforzarte a un nuevo aprendizaje. En este trabajo que no te gusta tanto, al menos lo conoces ya, lo tienes bajo control, sabes que hacer en cada situación, y muchas veces nos da miedo salir de ahí.
Hay un refrán español que dice:
“Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”
Los cambios generan incertidumbre y riesgo. Pero en este refrán también hay conformismo y resignación. Es una renuncia al cambio, generando la duda y los pensamientos sobre el riesgo que podemos correr a equivocarnos.
La mayoría de los refranes son creencias que están instauradas social y culturalmente y que aprendemos desde pequeñas. Lo hemos oído, nos lo han dicho en casa, y poco a poco las hemos ido integrando en nuestro subconsciente, haciendo que formen parte de nosotras, de nuestra manera de pensar.
Nuestras Creencias nos proporcionan los limites
Eduardo Punset decía:
“Desaprender la mayor parte de las cosas que nos han enseñado es más importante que aprender”.
No solo el miedo a lo desconocido nos puede limitar en la vida, también lo que creemos que sabemos y es falso, no nos deja avanzar.
Deberíamos revisar todas nuestras creencias y, sobre todo, las que nos limitan.
Pero para poder revisar estas creencias, debemos conocerlas. Debemos hacer un trabajo de autoconocimiento. Esto no es fácil, porque nos enfrenta a nosotras mismas, a lo que siempre hemos creído que somos.
Para desaprender hay que tirar de humildad, y reconocer que igual no estamos en lo cierto. Dudar de todo lo que hemos aprendido a lo largo de los años. Dudar de creencias aprendidas en nuestro núcleo familiar, de amigos e incluso de la cultura dónde nos hemos forjado nuestra personalidad.
Poner en jaque todo esto, no es fácil, es el camino más duro del desarrollo personal, pero es el camino que te abre las puertas de las capacidades y oportunidades. Que tumba paradigmas antiguos que nos mantienen estancadas, con creencias que nos limitan.
En esto tiene un protagonismo muy importante el autoconcepto, quienes creemos que somos.
Nuestras creencias tienen mucho que ver con las acciones y pensamientos que tenemos en el momento del autosabotaje.
Si desde pequeña te has sentido fracasada, no conseguías las cosas, nunca te sentias lo suficiente buena; todo esto no dejan de ser creencias que se instalan en tu cabeza, y tu cabeza guía tus emociones.
Cuando tengas un momento crucial en tu vida, estas creencias van a aparecer en forma de pensamientos, y estos pensamientos van a generar unas emociones en ti de: miedo, tristeza, angustia…rememorando todo lo que ellas te han hecho creer que eres tú.
Una vez revisadas estas creencias, hay que cambiar patrones de comportamiento. Generar hábitos nuevos.
Cómo cambiar patrones de comportamiento
Debemos de optar por hacer unos cambios, pero no de manera radical, sino siendo conscientes de ese cambio. Pero para ello, hay que ponerse pequeños objetivos o retos. En estos retos u objetivos debemos empezar a utilizar diferentes formas de hacer.
Albert Einstein decía:
“No esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo”.
- Ser responsables: Asumir la responsabilidad de lo que nos pasa. No son las circunstancias, ni el momento, ni el lugar. La responsabilidad de no actuar es solo nuestra. Somos nosotras quienes nos ponemos las excusas y los límites.
- Analiza en que situaciones no has asumido esa responsabilidad. Cuando te sientes responsable, y dejas de echar la culpa a todo lo de alrededor, desaparece la víctima y aparece la dueña de tu vida.
- Elimina la autocrítica negativa. Fomenta en ti y en los demás la crítica constructiva. Esto tiene que ver mucho con el lenguaje que utilizamos. Por ejemplo: Mirar lo que puedo mejorar, en lugar de mirar que es lo que hago mal. Siempre con un espíritu de mejora y no buscando el error.
- Entrena a tu mente a utilizar un lenguaje positivo en todas tus expresiones. Expresiones en las que utilizamos continuamente el “no”. Por ejemplo: Cuando estamos realizando una dieta, continuamente hablamos de los alimentos que “no” podemos comer, en lugar de hablar de los que “si” tenemos que comer. Nuestra mente no distingue el “no” y el “si”. Tiene la imagen de lo que estamos diciendo. Así que, si digo no puedo comer un dulce de chocolate. Tenemos la imagen del dulce, y entonces se nos antoja. Ejemplo de expresiones a controlar, si queremos conseguir nuestros objetivos:
- “Tengo que…” Asociado a acciones o tareas que no nos gustan.
- “Sí, pero…” Pero cancela al Sí, con lo cual, poca intención hay de hacer cualquier cosa.
- Creo que…, me temo que…
- Lo haré mañana….
- No tengo tiempo…
- Tener determinación. Frases como: “Lo intentaré”, “Tendría que”, “debería de” no determinan una acción que seguro vas a hacer. Eliminar el condicional de nuestro lenguaje, para utilizar afirmaciones del tipo:“Lo voy a hacer” (fija fechas), “debo hacerlo”, “tengo que hacerlo”.
- Priorizar. Hacer lo importante, aunque no te guste, si esto es parte del camino para alcanzar tu objetivo. No perder el tiempo ni el foco de lo que te has fijado.
- Evitar la excusitis. Siempre encontramos una excusa para hacer otra cosa, que creemos que es más importante. O excusas de falta de tiempo, de medios, de conocimientos etc.., revisa si esas excusas son reales o es una invención de tu mente para no avanzar. Revisa por qué te estas poniendo esas excusas; que hay realmente detrás de todo ello.
- Tener presente tus objetivos, y sobre todo el porqué de esos objetivos. Para no caer en la tentación del autosabotaje a través de todas estas formas, hay que buscar maneras de motivación y empuje.
Motivación y empuje
Para no caer en la tentación del autosabotaje también hay que tener motivación y empuje por el objetivo.
Hay una serie de puntos a tener en cuenta para que la motivación no decaiga, y seamos presas de nosotras mismas.
- Tener claro y por escrito el objetivo. Mucho más importante que el cómo lo vamos a hacer, es el para qué lo queremos hacer. Esto último es nuestra motivación. Así que escribe en letras bien grandes el PARA QUÉ quieres conseguir ese objetivo.
“Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombre y mujeres el anhelo del mar”. El Principito (Saint-Exupery)
- Tener emoción por un objetivo y proyecto. Disfrutar de los pequeños logros que vas ganando en el camino. Si tu objetivo es perder 4 kilos, debes de recordar continuamente la emoción que sentiste al ver en la bascula que habías perdido uno. Si tu objetivo es correr 10km diarios, y has conseguido ya hacer 5km, disfruta de esa emoción de satisfacción de llegar a la mitad de tu objetivo.
- Transformar el deseo en necesidad. Muchas veces nuestro objetivo es un deseo, pero como deseo, se queda en una ilusión. Convierte ese deseo en una necesidad, y de este modo, le darás la importancia vital para tu vida.
- Desarrolla nuevos hábitos. Estos hábitos tienen que ir en sintonía con tu objetivo. De ahí, que tendrás que hacer una lista de los hábitos que necesitas para ese objetivo, y de este modo, podrás revisar cuales son los que tienes que cambiar.
Lo mismo ocurre con las creencias. De las que os he hablado al principio del artículo. Hay que revisarlas también.
- Tener muy claro, que tu solo eres quien crees ser. Así que empieza a creer que eres capaz de todo lo que te propongas. Que no tenemos límite. Que somos capaces de aprender y desarrollar talentos que jamás creíamos. Que hay que ser realista con los objetivos, pero que no hay que dejar de pensar en grande.
Con toda esta información que te doy, espero que puedas empezar a trabajar poco a poco todas aquellos pensamientos, comportamientos y actitudes que hacen que no alcances lo que deseas y lo que te propones.
Recuerda que eres la única responsable de tu vida. Y de ti depende que en ella encuentres tu realización o no. De ti depende, que ahora sea el momento de realizar lo que quieres y no mañana. De ti depende no perder el control de tu vida, y dejarte llevar por la inercia de la pereza y el miedo.
Te puedo asegurar que todos estos puntos que he reflejado en este artículo son parte del trabajo que he realizado conmigo misma. Porque ha sido parte de mi desarrollo personal y autoconocimiento. Y aun, hoy en día, sigo trabajándolo, ya que los momentos de autosabotaje siempre aparecen, y las creencias no se desaprenden de un día para otro. Es un camino de fondo, y en el hay que encontrar la satisfacción de ir cumpliendo pequeñas etapas de crecimiento personal.
Si quieres dejar algún comentario sobre el tema o compartir tu experiencia con el autosabotaje, estaré muy contenta de leerte.
Hasta el próximo post
Con cariño de una Expat 😉
Ha sido muy interesante, me ha recordado muchas cosas.
Estoy intentando dejar de comer un alimento que tengo enraizado desde hace más de 1 año.
Cerebro primitivo en conflicto con el cerebro racional, es como dejar de fumar.
Muchas gracias Ana
Muchas gracias David por tu comentario.
A mí me ocurre algo parecido con propósitos que me pongo y que yo misma me saboteo. La mente egóica nos lleva a los caminos del placer y no a los caminos de lo que necesitamos.
Te invito a leer sobre la filosofía estoica y sus virtudes para un estilo de vida consciente.
Te recomiendo este video de YouTube muy interesante.
https://youtu.be/kChpS3FfCR8?si=f2rwfq7hXjoIAm5o
Un saludo