¿Preparada para el cambio?

 

 

Cada día me miro en el espejo y me pregunto: «Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?». Si la respuesta es «No» durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo. (Steve Jobs)

 

En este artículo, me gustaría hacer la reflexión sobre los obstáculos que encontramos muchas veces a la hora de realizar un cambio, bien en nuestra vida profesional o en la personal.
Cuando sentimos que no estamos bien con la vida que tenemos, siempre viene a nuestra cabeza la necesidad de hacer un cambio; de salir del lugar que nos produce un vacío difícil de llenar si continuamos en la misma situación.
Pero incluso teniendo un vacío existencial enorme, no encontrándole sentido a nuestra vida, levantándonos a duras penas para ir a un trabajo que no nos gusta, viendo que el tiempo pasa…, no encontramos la valentía para salir de ahí.

 

Cualidades que nos acompañan en el proceso de cambio

Valentía es una de las muchas razones por las que nos cuesta trabajo realizar un cambio en cualquier área de nuestra vida.
La valentía es aquella cualidad que solamente la frena el miedo. Y el miedo es otro de los grandes componentes, por los cuales no nos atrevemos a cambiar las cosas que no nos gustan.

El miedo va a acompañado de la amiga incertidumbre. Todo cambio es incierto. Nadie nos puede asegurar que vaya a salir bien. Nadie nos puede dar todos los consejos, recetas y trucos para que el cambio se haga de manera suave y sin ningún riesgo.

Riesgo es otra de las características que vienen de la mano de las anteriores que he citado. Los seres humanos en general, no somos amantes del riesgo. Nos aferramos a todo lo que nos da seguridad y confort. Solamente escuchar la palabra riesgo, nos hace tener la imagen de peligro, de que no va a salir bien, de que al final será un fracaso…
Y ese riesgo que nos genera inseguridad, hace que no demos los pasos que deseamos, para comenzar a cambiar todas esas cosas que nos generan infelicidad en nuestras vidas.

Otra de las cualidades que aparecen cuando nos acompaña el miedo, el riesgo y la incertidumbre, es la pereza. La pereza no es otra que aquella que nos dice: “¡Uff! Esto va a ser difícil, tampoco estoy tan mal, para que me voy a meter en líos, me va a suponer demasiado esfuerzo sin saber si el resultado será bueno…”

Pero hay personas, que además de todas estas ideas que expongo aquí, añaden una más, y es la idea de no estar lo suficientemente preparadas para hacer ese cambio. “Nunca es el mejor momento. Quizás hay que seguir aprendiendo y formándose más. Quizás hay que esperar un poco más para estar lo suficientemente preparada”.

Este tipo de frases las escucho con mucha frecuencia, y yo misma me las repetía en mi cabeza hace unos años.

 

Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas. (Paulo Coelho)

 

Las mujeres, sobre todo, tenemos la idea de que nunca estamos lo suficientemente preparadas, siempre nos quedan cosas por aprender, y hasta que no tenemos todo bien atado y controlado, no nos decidimos a dar el paso. Tenemos inculcado el síndrome de la perfección y de ser buenas en todo.

Yo era una de estas mujeres, que creía que para dejar un trabajo que no me llenaba absolutamente nada, primero tenía que hacer muchas formación, porque tenía la idea, que seguro que las necesitaba antes de lanzarme al mercado laboral a la búsqueda de un nuevo empleo.

También era de estas mujeres, que para emprender un negocio tenía que conocer todos los entresijos de marketing, ventas, desarrollo de web, redes sociales, y técnicas de emprendimiento para poder lanzarme a desarrollar una idea.

También era de estas mujeres que para hacer un cambio profesional no sabía qué hacer y por dónde empezar. No tenía la costumbre de conocerme por dentro y saber cuáles eran mis inquietudes, mis deseos, mis cualidades y habilidades, en que destrezas era realmente buena, que era lo que verdaderamente me apasionaba, con independencia de si lo iba a lograr o no.

 

No esperar a que el cambio venga de fuera

Al final me di cuenta, que hay muchos obstáculos que me bloqueaban para dar el primer paso hacía el cambio. Estos eran el miedo, la falta de valentía, la incertidumbre, el riesgo y el no sentirme nunca lo suficientemente preparada.

Cuando un día te encuentras en la encrucijada, casi obligada de hacer un cambio, como puede ser un despido inesperado, un cambio de localidad, la muerte de un familiar, la depresión, la angustia y la ansiedad…, ves que no te queda otra, que superar ese momento y hacer ese cambio que tanto deseabas, pero que nunca te hubieras atrevido a hacer.

En ocasiones tenemos que esperar que un acontecimiento externo nos ponga la zancadilla, para obligarnos a salir del lugar dónde no queremos estar. Eso que los psicólogos llaman un momento de sufrimiento, crisis y dolor, que nos puede hacer más fuertes, generando en nosotras un clic que nos haga ver la vida de otra manera.

 

Siempre dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad tienes que cambiarlas tú mismo. (Andy Warhol)

 

Estoy completamente convencida, por mi propia experiencia, que en el momento que haces un primer cambio, pierdes el miedo a la incertidumbre, al riesgo, te vas preparando según lo vas necesitando a lo largo del camino, y dejas a un lado la pereza, porque vas a ir encontrando en ese cambio un montón de oportunidades, que nunca las hubieras visto si no hubieras salido de la rutina diaria.

En el momento que has hecho un primer cambio en algo que no te gusta, y ves que lo has podido conseguir, ya no habrá ninguno, al cual, le tengas miedo.
Al principio es una cuestión de mentalidad. De quitarse todos esos bloqueos que nos ponemos nosotras mismas. De pensar, que pasaría se probara a hacerlo; cómo podría dar el primer paso a ese cambio.

 

Toma la decisión

Está claro, que después de tomar la decisión, se requiere pensar y planificar muy bien cómo hacerlo. Pero eso vendrá después. Lo más importante es tomar la decisión. Qué seas tú quién lidere tu cambio, y no esperes a que unas circunstancias externas te obliguen a hacerlo de manera desesperada, como última opción.

En esa planificación hacia tu cambio, te invito a que mires en qué situación te encuentras hoy. Hacer un análisis de todo lo que quieres cambiar tanto si es a nivel profesional como personal. Estas 2 áreas normalmente van muy entrelazadas.

Para hacer un análisis de tu situación actual te recomiendo que empieces con un análisis DAFO (FODA en inglés). Escribí un artículo hace un tiempo explicándolo. Aquí te dejo el enlace. Artículo DAFO

Por otro lado, no le cuentes a nadie que quieres hacer un cambio. Sobre todo, a personas que sabes que no son nada positivas, y que van a volcar sus miedos en ti, ya que esto te puede hacer recular a la hora de tomar tu decisión.

Rodéate de personas que ya han experimentado cambios en sus vidas, que puedan inspirarte positivamente y te motiven para ayudarte a seguir tu camino. Personas que pueden servirnos de modelo, porque en sus vidas experimentaron grandes cambios que le hicieron tener éxito y llevar la vida que querían.

Te recomiendo leer biografías de personas que te pueden inspirar. Personas que fueron revolucionarias en su época, y que pese a las dificultades y obstáculos que encontraron, siguieron con su proyecto y su idea hacia adelante.

Solo tú puedes ser la generadora de tu cambio. Solo tú eres quién mejor sabe lo que te gustaría hacer. Simplemente, tienes que aprender a escucharte. A escucharte sin miedo. A escuchar lo que te gustaría hacer, sin pensar en un primer momento si puede ser posible o no. Solo dejar que fluyan las ideas.

 

“La única forma en que podemos vivir, es si crecemos. La única forma en que podemos crecer es si cambiamos. La única forma en que podemos cambiar es si aprendemos. La única forma en que podemos aprender es si estamos expuestos. Y la única forma en que podemos exponernos es si nos arrojamos a la luz pública.”
C. JoyBell C.

 

Os quiero compartir un video de una charla TedX de Pilar Jericó sobre como afrontar los cambios.

Os deseo, que, si tenéis en vuestra cabeza la idea de cambiar algo en vuestra vida, le deis la oportunidad de ser posible.

Un abrazo
Ana – Mujer Expat

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