Hace tiempo que me hice las siguientes preguntas:
¿Cuál es la vida que me gustaría vivir?,
¿Estoy haciendo lo que verdaderamente quiero hacer?
Dentro de estas reflexiones, me surgieron un montón de preguntas más, de las cuales, hoy en día sigo buscando respuestas a través de mis experiencias y el día a día.
No paro de escuchar a un montón de personas, durante algunas conversaciones, en la puerta del colegio, en reuniones de amigos, que no están contentas con sus vidas a nivel profesional, y que esto les afecta indudablemente, a nivel personal.
Muchas personas, y yo me incluyo en una época pasada, se pasan la vida quejándose de la vida que llevan, del trabajo que tienen, de los compañeros, de la empresa, de la presión que tienen que soportar, del mal humor con el que llegan a casa porque han tenido un día de perros etc.
Esta situación cuando se produce durante mucho tiempo, dónde los lunes son una condena y los viernes (para los que no trabajan el fin de semana) son la entrada a la libertad, no puede ser sostenible. De ahí que vayan en aumento las crisis de angustia, depresión y el consumo de medicamentos para apaliar todo esto.
De la vida sin sentido a la depresión
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la principal causa de mala salud y discapacidad en todo el mundo. Según las últimas estimaciones de la OMS, más de 300 millones de personas viven ahora con depresión, un aumento de más del 18% entre 2005 y 2015.
La media del consumo de antidepresivos de los países miembros de la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) está en el 6,5 por ciento, y España se sitúa por encima, con un 7,5 por ciento de españoles que tienen una dosis diaria definida para tratar la depresión.
Esto no es casual, y se debe al aumento del malestar general en cuanto a la vida sin sentido que se vive. Una vida marcada por un ritmo trepidante; dónde la rutina y el automatismo se instala para quedarse, dónde todos los días son iguales, y, sobre todo, porque hay un desconocimiento de lo que queremos realmente vivir.
Llevamos vidas llenas de preocupación por lo que no salió bien en el pasado, y por lo que no sabemos que puede venir en el futuro. Y eso va creando una sensación de angustia, que en los casos mas crónicos, se pasa a un estado de depresión, dónde la tristeza se queda apalancada en un presente vacío de sentido. A este presente, al que nos acompaña cada día, no le damos la importancia ni el agradecimiento que se le debe. Vivir constantemente pensando en lo que nos falta y no pensar en lo que ya tenemos, es una manera de no darnos cuenta de lo que podemos mejorar, aprender y avanzar.
Esperar a las crisis y circunstancias adversas
para impulsar el cambio
Se habla que pasamos por varias crisis en nuestra vida, entre ellas, la crisis de la adolescencia y la crisis de los 40 como las más famosas. Pero luego cada persona, pasa sus crisis en función del momento en el que tocan fondo, y no saben hacia dónde ir.
Es curioso, que tengamos que tocar fondo, para empezar a plantearnos que cosas no van bien en nuestra vida. Muchas veces, nos tenemos que ver forzados de manera externa, con un cambio de circunstancias, como puede ser un despido, un divorcio, un cambio de país, una enfermedad, para hacernos salir de nuestra rutina diaria, y ver que no todo es seguro en la vida, y que esta, nos puede poner situaciones de incertidumbre, de las cuales, tenemos que saber salir.
“Cuando mi sufrimiento se incrementó, pronto me di cuenta de que había dos maneras con las que podía responder a la situación: reaccionar con amargura o transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Elegí esta última”. Martin Luther King
El problema viene, cuando muchas personas no tienen los mecanismos para salir de estas situaciones en las que tocan fondo. Esa caída a los infiernos, en ocasiones puede suponer un revulsivo para empezar a hacernos preguntas, que nos hagan sentir responsables de esa situación que estamos viviendo.
Pongo un ejemplo que ocurre diariamente: un trabajo que no me gusta nada y al que voy con angustia todos los días.
Muchas personas se encuentran en esta situación, y no hacen nada para cambiar esto. Es cierto, que tendemos a seguir el día a día de manera rutinaria, y nosotras mismas, nos justificamos con el «por qué» no podemos hacer nada, y «por qué» es muy difícil cambiar la situación o circunstancia.
Ejercicio de las cosas que puedo mejorar
y las cosas que creo que no puedo mejorar
Hay un ejercicio muy bueno, que en su día lo utilice conmigo, y ahora lo pongo en practica con mujeres a las que acompaño, y es el siguiente:
(Para ello tienes que tomar un tiempo de tranquilidad, con papel y lápiz).
Descarga la hoja de trabajo: EJERCICIO-LISTA-DE-COSAS-QUE-QUIERES-CAMBIAR-EN-TU-DIA
El ejercicio trata de hacer una lista de todas las cosas que cambiarías en un día de trabajo normal.
Listar todas esas cosas que haces, que no te gustan nada o no te sientes identificadas con ellas.
Ejemplo: Hay maneras de trabajar que no van con mi forma de ser, no me gusta la manera en que me trata mi jefe, la relación con mis compañeros no es buena, tengo tareas para las que no me siento preparara y me angustia cada vez que me tengo que enfrentar a ellas…
De verdad, que es muy importante que te tomes tu tiempo, y hagas esta lista de las cosas que te gustaría cambiar en tu día a día. Bien sea de trabajo o no.
Lista de las cosas o actividades que me gustaría cambiar en mi día
Con este ejercicio, podrás ver plasmado en un papel cuál es tu realidad diaria. Y de este modo, ser consciente de parte de las causas por las cuales te sientes mal.
Una vez que tenemos esta lista de lo que te gustaría cambiar, hay que ir analizando cada una de las cosas que hemos puesto, y cuáles de ellas están en nuestra mano poder cambiarlas o mejorarlas.
Separa por un lado aquellas actividades o cosas que podrías poner de tu parte para cambiar, y aquellas que crees que no esta en tu mano cambiarlas.
Separa la lista inicial de cosas a cambiar en dos sub-listas:
las cosas que podemos mejorar de nuestra parte
las que creemos que no está en nuestra mano cambiarlas
Es cierto que el mal humor de un jefe no está en nuestra mano cambiarlo, pero si está en nuestra mano, el cómo nos afecta esta actitud en nuestra jornada. Si nos dejamos invadir emocionalmente por esta persona. Ver si permitimos dejarle que entre en nuestros pensamientos, para estar rumiando todo el día eso que nos ha venido a decir o hacer.
Una vez que tenemos las listas de las cosas que podemos nosotros mejorar, y las que no esta en nuestra mano, vamos a centrarnos en las que si podemos cambiar y mejorar nosotras.
Nos centramos en la lista de las cosas que podemos cambiar y mejorar nosotras
En la lista de las cosas mejorables, quiero que seas muy sincera contigo misma, y te preguntes si has estado haciendo todo lo posible y el máximo para poder cambiar esa situación.
Te pongo un ejemplo: Hay ciertas tareas que tengo que hacer, que cuando llega el momento, me angustio y me entra el estrés, porque no se como abordarlas, no me siento capacitada para hacerlo.
Hazte las siguientes preguntas:
¿por qué no me siento capaz?
¿me falta formación para hacerlo?, y si es esto, ¿Por qué no busco una formación que me ayude a abordar mejor el trabajo?
¿He analizado los problemas que tengo cuando hago esta tarea que me estresa tanto?
Con cada una de las actividades o cosas que hemos puesto en la lista de las mejorables por nosotras, este tipo de preguntas y reflexiones, nos pueden ayudar a encontrar soluciones, y, sobre todo, a ir eliminando angustias y pensamientos que no nos están haciendo bien en el día a día.
En cuanto a la lista de las cosas o actividades que creemos que no esta en nuestra mano poder cambiarlas, hay que hacer el mismo análisis una a una.
Analizamos ahora la lista de cosas que creemos que no podemos ni cambiar ni mejorar nosotras
Te pongo un ejemplo, tengo un ambiente de trabajo horrible, y cada día que tengo que ir al trabajo es una pesadilla para mí.
Este tipo de afirmación es algo que verdaderamente te está afectando cada día, e incluso emocionalmente hace que no te sientas bien y te cueste ir al trabajo todos los días. No solo esto es lo que te ocurre, también está afectando a que tu trabajo no sea bueno, a que no te concentres y pongas el foco en lo que tienes que hacer.
Sabemos que hay que huir de los entornos tóxicos. No queda otra. Muchas veces intentamos que estos no nos afecten.
Está claro, que como en el ejemplo que he puesto del jefe y su mala actitud, no podemos dejar que nos ataquen las actitudes de los demás. Pero para ello, hay que tener muy desarrollada la Inteligencia emocional, y no todo el mundo puede decir que la tiene desarrollada. Es algo que tenemos que aprender.
La Inteligencia Emocional es aprender a controlar las emociones que quieres tener
Os invito a leer el libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman.
Desarrollar la Inteligencia emocional, y de este modo, poder controlar nuestras emociones y todo aquello que queremos que no nos afecte, es un trabajo que requiere de tiempo.
Nada ni nadie puede hacerte sufrir sin tu consentimiento. Nada te puede perturbar. Debemos tener la capacidad de decidir cómo nos sentimos. En eso consiste la Inteligencia Emocional.
Pero sigamos con nuestra lista de actividades o cosas que creemos que no están en nuestra mano poder cambiarlas.
¿De verdad que no podemos hacer nada?
Analizando una a una:
¿nos sentimos co-responsables de lo que está sucediendo?,
¿quizás hay que intentar hacer pequeños cambios de actitud y no dejar que las cosas toquen fondo?
Análisis de nuestro día a día
Simplemente con este análisis quiero que te pares a ver tu día a día. Para qué te está sirviendo lo que haces en el día a día. Si estas aprovechando las oportunidades que se te están presentando. Y hablo de oportunidades no solo en las cosas positivas que nos pasan, sino también muchas veces son oportunidades, aquellas cosas negativas que nos ocurren. Son oportunidades para replantearnos cosas, situaciones y hacer cambios.
“Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos. Viktor Frankl
(Os invito a leer su libro: “El hombre en busca de sentido”. Un libro que me ayudo a analizar muchas de mis creencias y me ayudo a enfrentar los cambios con otra actitud).
Siempre digo, que cuando decidí hacer un cambio de vida, y salir de mi país para afrontar una vida diferente, al principio no fue fácil. Se me presentó como una oportunidad, pero se transformó en algo negativo, en una experiencia difícil.
Hoy en día, lo veo como una oportunidad positiva que tuve, para salir de la rutina y el confort en el que estaba instalada, y me ayudo a hacer parón y reflexionar sobre mi vida; qué es lo que quería y hacia dónde me quería dirigir.
El cambio me ayudó a analizar mis valores, mis prioridades, a trabajar mis creencias y los miedos. A vivir con la incertidumbre, que hace que no te duermas y estés despierta, viva, con proyectos en la cabeza, a no estar todo el día con preocupaciones en bucle…. Mujer Expat
Te invito de todo corazón a hacer este ejercicio que te explicado en el artículo, sobre todo si sientes que:
- No te gusta lo que haces
- Te sientes atrapada en una rueda de hámster dónde no eres capaz de salir
- Si te levantas por las mañanas sintiendo que algo no encaja
- Tu trabajo no te satisface ni te realiza
- Sientes que pocas cosas aportan valor a la vida, que no le encuentras el sentido a lo que haces
- Te sientes perdida y sin rumbo
“Hemos olvidado que nuestra única meta es vivir y que vivir lo hacemos cada día, y que en todas las horas de la jornada alcanzamos nuestra verdadera meta si vivimos. Los días son frutos y nuestro papel es comerlos». Jean Giono
De verdad, merece la pena vivir cada instante de nuestra vida, crear un proyecto vital de acuerdo a nuestros anhelos. No esperemos a tocar fondo, o a que surja una situación dramática en tu vida para que esta te despoje de todo, y entonces te abra las puertas a la reflexión.
Demos sentido a nuestra vida antes de que esto ocurra. Démonos el tiempo para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida; qué hacemos aquí, para qué estamos viviendo cada día, y si estamos convencidas de cómo lo estamos haciendo.
Espero que te sea de gran ayuda. Y si necesitas un apoyo o un acompañamiento para poder guiarte desde tu situación actual hasta la que te gustaría vivir, ponte en contacto conmigo y cuéntame que es lo que te pasa y necesitas, sin ningún compromiso.
En el próximo artículo voy a ayudarte a analizar y descubrir cuales son tus talentos con unos ejercicios y preguntas inspiradoras que te hagan trabajar en todo ello.
Así que nos encontramos muy pronto.
Un cariñoso saludo
Ana (Mujer Expat)