En tu expatriación: ¿vives en el pasado o has roto con él?

Podemos creer que todo lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy. Pero, si prestamos atención, percibiremos que ningún día es igual a otro. Cada mañana trae una bendición escondida; una bendición que sólo sirve para este día y que no puede guardarse o desaprovecharse. Si no usamos este milagro hoy, se perderá. Este milagro está en los detalles de lo cotidiano; es preciso vivir cada minuto, porque allí encontraremos la salida de nuestras confusiones, la alegría de nuestros buenos momentos, la pista correcta para la decisión que ha de tomarse. Presta atención a todos los momentos, porque la oportunidad, el “instante mágico”, está a nuestro alcance”. Paulo Coelho

Cuando vives en otro país, existen distintas etapas según los años que van pasando. En general entre el segundo y tercer año, nos empiezan a entrar ciertas dudas sobre nuestra situación, y viene a nuestra cabeza la inevitable pregunta de “¿Qué hago aquí?”. Es una pregunta que cualquier expatriado se ha hecho alguna vez, y es cuando se empieza a tirar de pasado, y de todas aquellas cosas que dejamos atrás: familia, amigos, trabajo, costumbres…

Si esta pregunta surge en un momento débil de nuestra existencia, tiene mucha fuerza en nuestro día a día, y hace que nos cuestionemos cada minuto.

Nos pasamos el día comparando todo con el pasado, comparando y trayendo los recuerdos de aquellas cosas buenas que nos hacían disfrutar y que nunca volverán. Y a veces, en momento de bajón, esto se convierte en una obsesión que nos afecta en el día a día.

No podemos comparar aquello vivido con lo que estamos experimentando ahora. Ni pensar que aquellos tiempos siempre fueron mejores.

Mientras estamos perdidos en este ensueño de nostalgia, estamos dejando pasar todas las oportunidades que pueden darse en nuestro presente y que no apreciamos, porque vivimos , a veces con angustia, para conseguir aquello que teníamos: el mismo trabajo para lo que había estudiado, unos amigos parecidos, el mismo ambiente de salidas de fin de semana, ver gente por la calle a cualquier hora del día, salir de tapeo y cañas… y muchas veces esto no es posible.

 Es muy complicado, desde mi experiencia como expatriada, vivir siempre en todo aquello que dejamos y comparar cada día con las cosas que tengo hoy.  Me angustiaba pensar que mi carrera profesional se había ido al garete por estar aquí. Que todo lo que había estudiado, todo el esfuerzo y horas dedicadas a mi trabajo se habían esfumado. Y ahora solo me quedaba empezar de cero….sintiéndome la última de la fila.

Con éste tipo de pensamientos, viviendo en nuestro pasado, no hay autoestima que lo supere. Al final pasa factura. A mí el pasado me bloqueo, me empeñé en hacer lo mismo que había dejado en  mi país , y minó mis energías.

Cuando llegas a ese punto, necesitas parar, pensar y mirar hacía adentro.

Me di cuenta, que no me estaba preocupando de lo que tenía a mi alrededor, de lo que podía aprender, de cómo podía aprovechar mi tiempo en generar cosas positivas en mi vida, en el aquí y en el ahora.

Por pensar y comparar con ese pasado estaba invitando a mi vida a la desidia y a la pereza. Que todo iba a ser muy difícil, y que cada día era un esfuerzo infinito en lugar de una oportunidad.

Que no tenía una conciencia plena de lo que estaba haciendo en cada momento, y que posiblemente, algunos de esos momentos eran un regalo al que no me estaba abriendo.

Seguía obcecada en alcanzar la misma vida que tenía: un trabajo para el que había estudiado una carrera….y al cuál, me sentía con el derecho de no perderlo. Era una gran profesional, y lo ponía en mi Curriculum. Total que sigues el mismo camino, y no abres tus orejeras a otras opciones.

Esta manera de ver el mundo, te puede llevar a unos niveles de autoestima muy bajos, cuando después de cada intento por el mismo camino, viene un fracaso, y no sabes por dónde seguir volviendo a la casilla de salida.

No encontraba mi sitio y tampoco mi satisfacción personal (que casi siempre lo unía a la profesional).

Nos vendieron hace mucho tiempo la moto, que si teníamos un trabajo seguro y una profesión con futuro, tenías la felicidad asegurada. Esta creencia, la tenemos metida en nuestra cabeza y nos repiquetea constantemente.

Esto se ha demostrado que no es del todo cierto, que muchas personas están en trabajos seguros, con un alto status profesional, y que no son felices. Esperan que lleguen los días de vacaciones o incluso algunos ansían la jubilación, para alcanzar la merecida felicidad.

Un día mi vida hizo un “clic”, y decidí romper con mi Curriculum. Dejar de obsesionarme con él. Y pensé que era el momento de descubrir , que otras cosas podía hacer. Y que mejor entorno para descubrir esto que vivir el día a día sin preocuparme de lo que hice en el pasado y de lo que me depararía el futuro. Contar con lo que tenía ahora.

Es un muy buen ejercicio que comencé a practicar. Tenía que empezar por descubrir aquellos valores que eran fundamentales para mi vida. Por los cuáles, habría cosas por las que no iba a pasar. Uno de estos valores, por ejemplo, es que no iba a sacrificar «tiempo” para estar con mis hijos, cosa que en el  pasado que anhelaba, no había ese tiempo.

Y así poco a poco fui haciendo una lista de todos esos valores que eran importantes para mi vida.

Lo segundo que hice fue hacer una lista de aquellas cosas de mi personalidad que eran positivas y que aportaban buenas cosas a mi vida y a la de los demás. Como por ejemplo en mi caso, tenía la cualidad de estar disponible a ayudar ante la necesidad de cualquier persona. Me gustaba acompañar, por ejemplo, a aquellas personas que como yo, acababan de llegar a un nuevo país, y necesitaban de alguien que les contará su experiencia, pequeños trucos, direcciones y contactos. En fin, que lo que hiciera tuviera un valor de servicio hacía los demás.

En tercer lugar hice una lista de los lugares o ambientes en los que me gustaría realizar algo que me diera una satisfacción personal y que al mismo tiempo aportara valor. En mi caso, decidí que como me gustaba mucho ayudar, podría colaborar como voluntaria en una asociación, y sí lo hice. Me enrolé en una asociación de acogida a refugiados que empezaron a llegar desde Siria, y a colaborar en la recogida de alimentos y otros enseres. Para mí era una labor dentro de un marco en el que me sentía a gusto. Y probando, me día cuenta, que uno de los ambientes en los que me sentía cómoda y en el que quería trabajar era el mundo asociativo y social. Nada que ver con el mundo de empresa privada para el que había trabajado en el pasado.

Como mi gran obsesión  fue encontrar un trabajo como el que reflejaba ese Curriculum que rompí, decidí que aquella profesión que tenía había sido una buena base, para poder utilizarla en otras nuevas profesiones que el país dónde vivía me podía descubrir. Y dedique parte de mi tiempo a estudiar y a investigar cuantas profesiones tenían esas competencias que yo había adquirido en mis años de experiencia. Para ello, en cuarto lugar, hice una lista de todas las competencias profesionales y no profesionales que albergaba mi vida.

Me di cuenta que tenía una serie de talentos olvidados que eran muy aprovechables para hacer algo nuevo. Me di cuenta que podría combinar los conocimientos de mi antigua profesión, Recursos Humanos, junto con mi cualidad personal de ayudar y acompañar, y encajar en una profesión o en un proyecto que pudiera ser realizable.

Y decidí que quería ayudar a personas en dificultad de busca de empleo o en crear un nuevo camino profesional dando un giro de 360º, como fue mi caso. Y comencé a hacer una labor preciosa en una asociación como voluntaria , para ayudar a personas, sobre todo extranjeras como yo, a integrarse en la vida laboral y social. 

Hoy sigo realizando esta labor. Cada día que realizo este trabajo es un “instante mágico”, es una oportunidad que me da la vida de estar en el sitio que quiero estar. Me he dado cuenta que ese día en que todo hizo “clic”, y rompí con mi pasado y mi Curriculum, me di la oportunidad de abrir mi vida a nuevos caminos de desarrollo personal y profesional. Que todas esas listas que hice para conocer mi interior, me sirvieron para organizar mí día a día. Para tener nuevos retos y nuevos proyectos. Permití que las cosas me fueran sucediendo…

Como dice un arquitecto brasileño “Las personas tienen que soñar; si no, las cosas simplemente no suceden”. Oscar Niemeyer

En resumen:

Decidí romper con mi pasado, aprovechar las cosas que había hecho para crear nuevos proyectos de vida. Para ello miré en mi interior y creé una serie de listas que te aconsejo que hagas, si deseas saber, a que podrías dedicar tu tiempo para encontrar la satisfacción personal que te falta, y romper con todo lo que habías hecho, dando oportunidad a nuevas ideas y proyectos. Descubriendo lo que quieres hacer en esta nueva vida.

  1. Lista los valores fundamentales en tu vida. Aquellos que son fundamentales para que tu vida tenga un sentido. Aquellos que te mantienen firmes en lo que quieres para tu vida.
  2. Lista de cualidades personales. Aquellas cualidades que te hacer ser “tu”. Por la que te diferencias de los demás, y por las que los demás te aprecian.
  3. Lista de ambientes y lugares dónde te sentiría a gusto realizando una labor (profesional o no profesional).
  4. Hacer una lista de las competencias que tienes. Es decir, de todo lo que sabes hacer y se te da bien. En lo que eres realmente buena y además disfrutas con ello. No solo hablo de competencias profesionales, que también podemos ponerlas, si no de todas aquellas tareas que haces diariamente, y que te gusta hacer.

Con toda esta información solo te queda descubrir que es lo que te gustaría hacer, y ponerte en marcha para ver las oportunidades que te ofrece el país en el que vives. Esto es una manera de pensar en positivo y de dirigir tu vida. Busca las oportunidades teniendo claro lo que quieres. Para ello tienes que moverte, estar alerta y vivir la vida que se mueve a tu alrededor. Hagamos que todos los días no sean iguales. Salgamos de la rutina confortable, y busquemos como decía Paulo Coelho: “el instante mágico”, la oportunidad que está a nuestro alcance.

Hasta el próximo post

Con gran cariño de una Expat 😉 

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