Todos estamos pasando por un momento de parón en nuestras actividades cotidianas. Aquellas que nos hacían salir de casa y que automáticamente realizábamos un día tras otro.
Eso se ha tenido que modificar. Actividades que nos parecían de lo más normal como salir todas las mañanas al trabajo, llevar a los niños al cole, irnos de compras cuando nos apeteciera, pasar un rato por el gimnasio…hoy no están dentro de nuestra hoja de rutina.
No hago más que escuchar que este tiempo es una oportunidad, que muchos podemos aprovecharlo para reflexionar sobre nuestra vida, sobre lo que nos gustaría hacer a futuro, lo que nos gustaría cambiar y las nuevas cosas que vamos a valorar.
Pero creo que para algunas personas esta reflexión será parte de sus días de encierro.
Para otros muchos será un brindis al sol, porque su situación de incertidumbre no les deja pensar más allá del miedo de lo que podrán hacer mañana.
A todo esto, mucha gente ni si quiera pensará que hacer con su vida porque la dejará en manos de otros, que les tendrán que solucionar su papeleta laboral, su situación de desempleo e incluso su cesta de la compra.
Para todos, habrá vidas diferentes.
La posición que tomemos cada uno dirá mucho de nosotros en el futuro más próximo.
Buscarse la vida como posición de responsabilidad.
Yo me posiciono con los que se sienten responsables de ellos mismos, de su futuro y de todo lo que pueden hacer con sus manos para buscarse la vida.
Sí, buscarse la vida; porque tenemos que buscarnos la vida nosotros mismos. No podemos depender de lo que los demás nos puedan o quieran dar.
Pero para eso, algunos despertarán en estos días, otros seguirán dormidos hasta que le caiga la bofetada encima para despertar, y otros no querrán despertar porque eso les da mucho miedo.
Miedo lo tiene todo el mundo. Yo misma tengo miedo de no saber lo que puede venir.
Lo que tenga que venir, vendrá… y no vamos a poder evitarlo. Por el contrario, si podemos prepararnos para que no nos pille en pelotas, sin saber dónde tenemos la ropa para tapar las vergüenzas.
Vergüenzas tenemos todos. Es hora de asumirlas. Asumir lo que no hemos hecho y por qué estamos cómo estamos.
No es tarde, no puede ser tarde cuando te das cuenta de que puedes hacer muchas más cosas de las que has hecho hasta ahora. Nunca es tarde si reconoces que te has adormecido en el confort, que otros han creado para mantenernos calentitos y seguros un día tras otro.
“Nunca pensé que me iba a encontrar en esta situación… dirán unos. La verdad, es que no esperaba que pudiera venir un batacazo tan grande…dirán otros”.
Pero la realidad es que no siempre hay que ponerse en lo peor para encontrar nuevas cosas que hagan que te muevas. Todo lo contrario, deberíamos de sentir la curiosidad de husmear ahí fuera, para ver que otros mundos nos pueden resultar interesantes e incluso provechosos para nuestra vida.
De repente, no queda otra que salir a husmear, dejar el sillón conformable con el asiento calentito para ver en que otros sillones podemos encajar
Puede ocurrir, que igual nunca acabes encontrando el mismo sillón que tenías, que igual hasta te han hecho un favor de sacarte de él para buscar otros sillones…. a veces se te había pasado por la cabeza… pero rápido te habías quitado la idea.
Quién eres, que ofreces y hacía quién te diriges
¿Qué sillón quieres ahora? Esta es una pregunta que a lo mejor muchas personas se están haciendo en estos días.
No es facil la respuesta porque se trata de descubrir quienes somos y para qué servimos.
Quienes somos es un mundo inmenso a descubrir, donde las luces y sombras se entremezclan dejando al descubierto muchos limites, miedos y creencias. Emancipándote de las expectativas que pusieron los demás en ti. Teniendo que hacer mucho análisis de tus fortalezas y debilidades.
Al mismo tiempo, este descubrimiento es un deber que tenemos con nosotros mismos.
Tomar la responsabilidad de nuestro bienestar.
Pero no podemos conseguir un bienestar si no sabemos quienes somos y para qué servimos. El equilibrio entre lo que soy, lo que puedo dar y cómo puedo con esto servir.
En definitiva, yo cómo profesional, el producto o servicio que ofrezco y cómo esto puede servir a otros.
Da igual si eres un empleado, un freelance o tienes tu propia empresa.
Estos días pueden servirnos para analizar quienes somos (únicos, diferentes y con nuestras particularidades), que tenemos para ofrecer como profesionales, y cómo lo vamos a ofrecer para generar un beneficio en los otros.
La ecuación es facil: YO OFREZCO BENEFICIO
Quizás es un buen momento para tomar esta frase, e ir desgranando cada palabra dándole el significado que queremos para nuestro futuro.
Analizando ese YO cómo tu marca; cómo la persona única y diferente al resto. Valorándote, trabajando la autoestima, conociendo todas esas habilidades y talentos que mejor sabes hacer. Recordando esos buenos resultados y éxitos que has tenido a lo largo de tu vida personal y profesional.
Trabajando el OFREZCO. Qué es lo que tienes para dar. Tu experiencia, tus conocimientos, tus ideas. Eres experto en algo, pero te cuesta reconocerlo porque esperas que lo hagan los demás. ¿Qué puedes ofrecer que sea muy valioso y que puede dar soluciones a otras personas o empresas?.
Desarrollando un BENEFICIO. Tienes que mostrar el beneficio que pueden obtener los demás comprometiéndose contigo. Dale visibilidad a ese beneficio, no te lo guardes para ti. Descubre a quién o a quienes más les puede beneficiar. Quienes pagarían por beneficiarse de tu expertise y tus buenos resultados.
Estudia el mercado que puede beneficiarse de tu propuesta; de lo que ofreces.
Todos tenemos problemas, las empresas tienen problemas, la sociedad tiene problemas… y aquellos que den soluciones son los que saldrán reforzados.
Por eso, es un buen momento para pensar en soluciones. Soluciones para uno mismo y soluciones para los demás. Es momento de pensar en oportunidades. Oportunidades para uno mismo y oportunidades para los demás.
Tenemos dos opciones, o esperar a que lleguen los problemas o ser parte de la solución.
Seguiré reflexionando mi ecuación YO OFREZCO BENEFICIO para poder dar soluciones a todos los problemas que vengan.
Os deseo lo mejor
Un abrazo
Ana
Un sillón pequeño, colorido, que se adapte a mí y que sea cómodo, pero, a la vez, colorido y con multitud de telas combinadas… todos los recuerdos, todas las ideas, todas las etapas. Así es como vislumbro mi particular sillón , el que me da el empuje de continuar, de ofrecerme descanso en medio del camino, el que me envuelve y me permite crear y pensar… gracias por este artículo, todos tenemos un paraguas en el bolsillo y un sillón de apoyo imaginario. Ahora le toca a cada uno descubrirlos y sacar los suyos compartiendo aquello que tienen para ofrecer.
Asi es Salud, ahora toca a cada uno descubrir nuestro lugar, y trabajar para alcanzarlo.
Muchas gracias por comentar y compartir tus pensamientos